Cómo calcular fácilmente la proporción áurea de un segmento.


La proporción áurea, también conocida como la divina proporción, el número de oro o la razón áurea, es una relación matemática especial que ha fascinado a matemáticos, artistas, arquitectos y filósofos durante siglos. Aunque no hay un inventor específico de la proporción áurea, ha sido reconocida y utilizada desde tiempos antiguos.

El interés por esta proporción se remonta a la antigua Grecia, donde se atribuye a los pitagóricos la exploración de sus propiedades matemáticas y geométricas. Sin embargo, su nombre «proporción áurea» proviene de la asociación con el número áureo (el número de oro), un término que fue utilizado por primera vez en el siglo XIX por el matemático alemán Martin Ohm.

La propoción áurea es una relación matemática especial que se encuentra en muchos aspectos de la naturaleza, el arte y la arquitectura. Se representa mediante la letra griega phi (φ) y tiene un valor aproximado de 1.618033988749895. Es un número irracional y tiende al infinito.

La relación de la proporción áurea se puede resolver mediante varios métodos como en la siguiente ecuación:

La proporción áurea se define de la siguiente manera: si un segmento se divide en dos partes de manera que la relación entre la longitud del segmento completo (a) y la longitud de la parte más larga (b) sea igual a la relación entre la parte más larga (b) y la parte más corta (c), entonces se dice que es una proporción áurea.


Existe un método muy sencillo de resolver la proporción áurea de un segmento dado.

Supongamos que la longitud total de nuestro segmento es 100. Llamaremos a este segmento (a). Y queremos dividirlo en dos segmentos (b) y (c) según la proporción áurea.

Sólo tenemos que dividir a=100 por el número de oro 1,618, cuyo resultado es igual a 61,80. Esta es la medida de uno de los segmentos, supongamos (b). Ahora sólo nos queda restar la medida (b) = 61,80 de la medida (a) =100.

100(a) – 61,80(b) = 38,2 sería la medida (c)

Así, obtendríamos que un segmento (a) de longitud total = 100 si se divide en dos segmentos que midan (b) = 61,80 y (c) = 38,2 cumplirá con la proporción áurea o la regla de oro.


La proporción áurea puede encontrarse en diversas formas en la naturaleza, como en la disposición de las hojas en una planta, la estructura de los caparazones de ciertos moluscos, la forma de las galaxias, etc. También ha sido ampliamente utilizada en el arte y la arquitectura a lo largo de la historia.

Algunos ejemplos prácticos de su aplicación incluyen:

  1. Arquitectura: Muchas obras arquitectónicas famosas han utilizado la proporción áurea en su diseño. Por ejemplo, la Gran Pirámide de Giza en Egipto se cree que tiene ciertas proporciones que se relacionan con el número de oro.
  2. Arte: Artistas como Leonardo da Vinci y Salvador Dalí han utilizado la proporción áurea en sus obras. Por ejemplo, la Mona Lisa de da Vinci y La Última Cena son ejemplos de obras que se dice que siguen los principios de la proporción áurea.
  3. Fotografía y Diseño Gráfico: Los fotógrafos y diseñadores gráficos a menudo utilizan la proporción áurea para componer imágenes de manera más estéticamente agradable. La regla de los tercios en fotografía es una aplicación común de esta proporción.
  4. Música: Algunos compositores han utilizado la proporción áurea en la estructura de sus obras musicales, tanto en la composición de piezas individuales como en la organización de álbumes completos.

La proporción áurea es una relación matemática especial que se encuentra en muchos aspectos de la naturaleza, el arte y el diseño. Su aplicación puede generar composiciones visualmente atractivas y armoniosas.

Antoni Gaudí (II): Maestro del Modernismo y Arquitecto Visionario

En el tapiz vibrante del modernismo catalán, ningún nombre brilla con tanta intensidad como el de Antoni Gaudí. Este genio arquitectónico, nacido en Reus, Cataluña, en 1852, dejó un legado incomparable que fusiona la arquitectura con la naturaleza, la espiritualidad y la innovación técnica. Su obra emblemática, como la Sagrada Familia y el Parque Güell, ha dejado una marca indeleble en la historia de la arquitectura y ha inspirado a generaciones de artistas y arquitectos.

La Finca Güell: La casa del Dragón

La primera obra que Gaudí hizo para el que fue su mecenas y amigo. Con ella comenzaría una intensa y fructífera relación profesional. Güell poseía varias fincas en Barcelona, en lo que hoy se conoce como Zona Universitaria, y encargó a Gaudí el diseño del muro y de las puertas de acceso a la propiedad. También le pediría la construcción de las caballerizas y otros pequeños edificios en los que Gaudí emplearía, por primera vez, azulejos troceados o lo que ha llegado a ser mundialmente conocido como «el trencadís», procedente del catalán «trencar», que en castellano significa romper.

Lo más relevante en este conjunto es la verja de hierro: una obra monumental y un gran trabajo artesanal, en la que Gaudí combinó todas las técnicas de trabajo del hierro. Hoy en día la mayor reliquia de este espacio es el dragón.Gaudí reproduce la leyenda de Ladón, el dragón que protege la entrada al jardín de las Hespérides, recordando a Verdaguer y a su obra «L´Atlàntida».


Palau Güell: La belleza austera

El Palau Güell de Barcelona fue el primer encargo realizado por Eusebi Güell a Antoni Gaudí en 1885. Se trata de un palacio urbano con todo tipo de lujos pero a su vez situado en uno de los barrios más populares, y a su vez más degradados, de la Barcelona de la época: el barrio del Raval.

El Palau Güell se empezó a construir en 1885 y se terminó en 1890. Se trata de un edificio sorprendente en cuanto al contraste que supone con sus obras anteriores. Con un exterior aparentemente sobrio y casi carente de decoración, sorprende el opulento interior. Las estancias se distribuyen en torno a un vestíbulo central que funciona como si de un patio interior se tratase y que actúa como fuente de luz.


Casa Calvet: Formas barrocas y mobiliario de vanguardia

En 1897 Gaudí recibió el encargo de construir un inmueble para los herederos del industrial algodonero Pere Màrtir Calvet. La familia adquirió un solar en la Calle Casp de Barcelona, en el que Gaudí llevaría a cabo su obra más conservadora. En Casa Calvet, de estructura sencilla, Gaudí abandona sus anteriores inspiraciones: los recursos árabes, orientales,…y se entrega a las influencias del estilo barroco. Casa Calvet, que sobresale por la originalidad de los volúmenes de la fachada posterior, las formas orgánicas de los muebles que para ella diseñó Gaudí y el lujo de las estancias interiores, destacando el vestíbulo y la escalera, fue designada por el Ayuntamiento de Barcelona como mejor edificio del año 1900.

La famosa silla «Calvet»
Espejo diseñado por Antoni Gaudí para la Casa Calvet

Legado y Reconocimiento

Aunque Gaudí murió trágicamente atropellado por un tranvía en 1926, su legado perdura en las calles de Barcelona y más allá. La Sagrada Familia sigue siendo un imán para millones de visitantes cada año, y sus otras obras, como la Casa Batlló y la Casa Milà, también son destinos turísticos populares. En 1984, varios de sus edificios fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en reconocimiento a su significado cultural y artístico.

Antoni Gaudí fue mucho más que un arquitecto visionario; fue un poeta de la piedra y el hormigón, un alquimista que transformó la materia en belleza y un profeta cuya obra sigue inspirando asombro y admiración en todo el mundo. Su legado perdura como un faro de creatividad, innovación y espiritualidad en un mundo en constante cambio, recordándonos la capacidad del arte para elevar el alma y trascender los límites de lo posible.

Antoni Gaudí (I): Maestro del Modernismo y Arquitecto Visionario

En el tapiz vibrante del modernismo catalán, ningún nombre brilla con tanta intensidad como el de Antoni Gaudí. Este genio arquitectónico, nacido en Reus, Cataluña, en 1852, dejó un legado incomparable que fusiona la arquitectura con la naturaleza, la espiritualidad y la innovación técnica. Su obra emblemática, como la Sagrada Familia y el Parque Güell, ha dejado una marca indeleble en la historia de la arquitectura y ha inspirado a generaciones de artistas y arquitectos.

La Vida y el Contexto de Gaudí

La infancia de Gaudí fue moldeada por las bellezas naturales de Cataluña y la riqueza de su patrimonio cultural. Estudió arquitectura en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, donde rápidamente destacó por su creatividad y su enfoque poco convencional. Influenciado por el historicismo, el gótico catalán y las formas orgánicas de la naturaleza, Gaudí desarrolló un estilo único que desafió las convenciones arquitectónicas de su tiempo.

Mientras estudiaba arquitectura, Antoni Gaudí comenzó a colaborar como delineante con sus profesores realizando decenas de proyectos. El inicio de su carrera profesional coincide con la llegada de la luz eléctrica a Barcelona (la primera gran central data de 1883), y desde el principio el arquitecto destacó como diseñador de iluminado público y privado, encargándose del alumbrado de diferentes plazas: dos ejemplos de ese trabajo son las farolas de Pla de Palau y Plaza Real (1879). En esta primera etapa, Gaudí se consolida como arquitecto y decorador popular, realizando diferentes proyectos para cooperativas obreras así como salas de cine, bares y restaurantes, sin olvidar el diseño de mobiliario, lámparas y escaparates.

Fue precisamente un profesor de Gaudí, Joan Martorell, quien en 1883 le presentó a Eusebi Güell, destacado personaje de la burguesía catalana que acabó siendo su principal mecenas. Gracias a Eusebi realizó obras que continuaban su etapa orientalista como El Capricho (1883-1885), y directamente para él acabó realizando algunas de sus obras más destacadas como la Finca Güell y el Palau Güell (entre 1883 y 1890) o posteriormente el Park Güell y la Cripta de la Colònia Güell (1900-1914).

Curiosamente, el mismo día que conoció a Eusebi, Joan Martorell le ofreció a Gaudí continuar con las obras de la Sagrada Familia, proyecto que hasta la fecha dirigía uno de sus profesores, Francisco del Villar. Sin duda, aquel día cambió la vida de Antoni Gaudí.

La Influencia de Gaudí en el Modernismo

La obra de Gaudí trasciende los límites de la arquitectura convencional y ha dejado una profunda huella en el movimiento modernista. Su enfoque holístico hacia el diseño, su uso innovador de materiales y su obsesión por el detalle han inspirado a generaciones de arquitectos, artistas y diseñadores. Su énfasis en la conexión entre la arquitectura y la naturaleza también ha resonado en movimientos contemporáneos como la arquitectura sostenible y bioclimática.

Su obra es profusa y llena de maravillosos hallazgos. Desde los increíbles vitrales que pintan con luz el interior de sus construcciones hasta el diseño específico de mobiliario que decora sus interiores.

Su actividad creativa va desde 1882 con el inicio de la construcción de la Basílica de la Sagrada Familia hasta 1906 con la construcción de la Cripta Güell. Nueve son las obras elegidas:

  • Basílica de la Sagrada Familia (1882) – I
  • Casa Vicens (1883) – I
  • El Capricho (1883) – I
  • Finca Güell (1884) – II
  • Palau Güell (1886) – II
  • Casa Calvet (1889) – II
  • Park Güell (1900) – III
  • Casa Milá – La Pedrera (1906) – III
  • Cripta Güell (1909) – III

Para que este artículo no sea demasiado largo y difícil en su carga, se ha decidido dividir en tres partes. En cada una de ellas se agrupan tres obras del genial arquitecto por orden cronológico.

La Obra Maestra de Gaudí: La Sagrada Familia

La Sagrada Familia, quizás la obra más famosa de Gaudí, es un monumento a la visión y la perseverancia. Comenzó su construcción en 1882 y, a su muerte en 1926, solo una fracción de la obra estaba completada. La iglesia, aún en construcción, es un testimonio de la dedicación de Gaudí a su arte y su fe. Su diseño innovador, con sus torres esbeltas y su intrincada fachada, fusiona elementos góticos y modernistas en una síntesis única que cautiva a los espectadores de todo el mundo.

Vistas desde la montaña hacia el mar del ábside y la torre de la Madre de Dios y la fachada de la Pasión.

El Capricho: Una fantasía oriental.

«El Capricho» es una obra arquitectónica única creada por el renombrado arquitecto catalán Antoni Gaudí. Situada en la localidad de Comillas, en Cantabria, España, esta casa de veraneo fue encargada por el mecenas y político Máximo Díaz de Quijano a finales del siglo XIX.

Se le conoce con el nombre de «El Capricho»  por su sentido musical, que procede de la analogía con la pieza musical de estilo libre así llamada.

La obra refleja el estilo distintivo y la creatividad inigualable de Gaudí, con una mezcla de elementos modernistas y naturalistas. Se caracteriza por sus formas orgánicas, detalles ornamentales inspirados en la naturaleza y el uso innovador de materiales como el ladrillo, la cerámica y el hierro forjado.

El diseño de «El Capricho» presenta una combinación de influencias orientales y formas geométricas, con una torre central que evoca una pagoda. Los elementos decorativos, como las flores, hojas y animales estilizados, están integrados de manera armoniosa en la estructura, creando una sensación de fantasía y movimiento.

La casa también destaca por sus características técnicas avanzadas para la época, como el sistema de calefacción por conductos de aire caliente y el uso de materiales de construcción resistentes al fuego.

«El Capricho» es una obra maestra arquitectónica que muestra la genialidad de Antoni Gaudí y su capacidad para fusionar la naturaleza, la innovación técnica y la belleza estética en un diseño único e inolvidable.


Casa Vicens: El primer gran proyecto.

La Casa Vicens es una de las primeras obras maestras de Antoni Gaudí y un hito importante en el desarrollo de su estilo arquitectónico único. Ubicada en el barrio de Gràcia en Barcelona, España, esta casa fue construida entre 1883 y 1885 como residencia de verano para la familia Vicens, encargada por Manuel Vicens i Montaner, un comerciante y corredor de bolsa.

La Casa Vicens es un ejemplo excepcional de la arquitectura modernista catalana, caracterizada por su exuberancia decorativa, el uso de materiales locales y la integración de la naturaleza en el diseño arquitectónico. Gaudí combinó elementos tradicionales españoles, como los azulejos de cerámica, con influencias orientales y formas orgánicas inspiradas en la flora y fauna local.

El exterior de la Casa Vicens es impresionante, con una fachada ricamente ornamentada que incorpora una variedad de colores, texturas y patrones geométricos. Los balcones de hierro forjado, las torres con techos de tejas y las ventanas de formas sinuosas añaden un aire de fantasía y elegancia a la estructura.

En el interior, Gaudí creó espacios luminosos y fluidos, utilizando una paleta de colores vivos y materiales naturales como la madera y el yeso. Cada detalle, desde los techos ornamentados hasta los azulejos decorativos y las vidrieras, refleja la atención meticulosa del arquitecto hacia la artesanía y el diseño.

La Casa Vicens es una joya arquitectónica que ejemplifica la creatividad y la innovación de Gaudí, sentando las bases para sus futuras obras maestras como la Sagrada Familia y el Parque Güell. Hoy en día, la casa está abierta al público como museo, permitiendo a los visitantes explorar de cerca el genio creativo de uno de los arquitectos más influyentes de la historia.


Legado y Reconocimiento

Aunque Gaudí murió trágicamente atropellado por un tranvía en 1926, su legado perdura en las calles de Barcelona y más allá. La Sagrada Familia sigue siendo un imán para millones de visitantes cada año, y sus otras obras, como la Casa Batlló y la Casa Milà, también son destinos turísticos populares. En 1984, varios de sus edificios fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en reconocimiento a su significado cultural y artístico.

Antoni Gaudí fue mucho más que un arquitecto visionario; fue un poeta de la piedra y el hormigón, un alquimista que transformó la materia en belleza y un profeta cuya obra sigue inspirando asombro y admiración en todo el mundo. Su legado perdura como un faro de creatividad, innovación y espiritualidad en un mundo en constante cambio, recordándonos la capacidad del arte para elevar el alma y trascender los límites de lo posible.


Estilos Arquitectónicos Clásicos: Dórico, Jónico y Corintio

Cuando miramos edificios antiguos, a menudo nos encontramos con tres estilos arquitectónicos clásicos: el dórico, el jónico y el corintio. Estos estilos surgieron en la antigua Grecia y se extendieron por todo el mundo antiguo, influenciando la forma en que se construyeron templos, monumentos y edificios importantes.


Dórico: Elegancia en la Simplicidad

El estilo dórico es como el “traje de sastre, bien cortado y funcional” de la arquitectura clásica. Es conocido por su elegante simplicidad y su enfoque en la solidez y la fortaleza. Las columnas dóricas son robustas y pesadas, con una apariencia fuerte y sólida. Están formadas por tres partes: el estilóbato (base), el fuste (cuerpo de la columna) y el capitel (la parte superior).

El capitel dórico es distintivo por su forma sencilla y plana, similar a un cojín. Se asemeja a una losa de piedra que parece cargar el peso del edificio con dignidad. Los templos dóricos a menudo tienen frisos (bandas ornamentales) con triglifos (bloques con tres ranuras) y metopas (paneles decorativos). Este estilo es sobrio y resalta la belleza en la simplicidad, como un traje bien cortado que habla de elegancia sin necesidad de adornos excesivos.


Jónico: Elegancia en la Ornamentación

El estilo jónico es como el «vestido de gala» de la arquitectura clásica. Es conocido por su gracia y elegancia. Las columnas jónicas son más delgadas y elegantes que las dóricas. El capitel jónico es su característica más distintiva, con dos volutas (espirales) en los lados que le dan un aspecto sofisticado y refinado. A diferencia de las líneas más rígidas del dórico, el jónico es curvilíneo y fluido.

El friso jónico a menudo presenta una serie de delicadas tallas y decoraciones, aportando una sensación de movimiento y adornos cuidadosamente elaborados. Este estilo es como un vestido hermosamente adornado que captura la atención con su encanto y elegancia.


Corintio: Elegancia en la Exuberancia

El estilo corintio es como el «traje de diseñador» de la arquitectura clásica. Es conocido por su exuberancia y detalles ornamentales. Las columnas corintias son esbeltas y elegantes, y su capitel es una auténtica obra de arte. Este capitel está adornado con hojas de acanto que se abren como flores en la parte superior, creando un efecto impresionante y lujoso.

El friso corintio suele presentar intrincados diseños florales y esculturas detalladas. El estilo corintio es como una prenda de alta costura con bordados elaborados y elementos decorativos exquisitos.


Una Celebración de la Creatividad Arquitectónica

Los estilos arquitectónicos dórico, jónico y corintio representan una maravillosa muestra de la creatividad humana en la construcción. Cada uno tiene su propia personalidad y características únicas, desde la simple elegancia del dórico hasta la exuberancia detallada del corintio. Cuando admiramos edificios que siguen estos estilos, estamos observando una celebración de la historia, la cultura y la habilidad artística de las civilizaciones antiguas. Estos estilos siguen influyendo en la arquitectura hasta el día de hoy, recordándonos la atemporalidad y la belleza de la creatividad humana plasmada en piedra y diseño.


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