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Los hilos de la espiritualidad.
Enclavados en las áridas tierras del oeste de México, el pueblo huichol, también conocido como wixárikas, florece como un tesoro cultural en constante diálogo con sus raíces ancestrales. Su rica tradición artística, profundas creencias espirituales y su estilo de vida comunitario son puntos de interés tanto para antropólogos como para amantes del arte y la espiritualidad.
Los Huicholes han habitado la región montañosa de Jalisco, Nayarit, Durango y Zacatecas durante siglos. Su sociedad se caracteriza por una estructura comunitaria y una profunda conexión con la tierra. La religión juega un papel central en sus vidas, y su creencia en la “Madre Tierra” y el “Padre Sol” se manifiesta en la devoción al peyote, una planta sagrada que consideran un puente hacia lo divino.
El Peyote: Portal a lo Sagrado
La ceremonia del peyote es uno de los pilares de la espiritualidad huichol. A través de esta ceremonia, buscan obtener visiones que les guíen en su vida cotidiana y les conecten con sus antepasados. El peyote, una pequeña cactácea, se considera una manifestación del dios “Tatewari”, y su consumo se lleva a cabo con gran reverencia y cuidado. Los Huicholes creen que esta planta es la fuente de la vida y la sabiduría espiritual.
Arte Huichol: Un viaje espiritual en color
El arte huichol es una manifestación visual de su profunda espiritualidad. Los huicholes utilizan cuentas de vibrantes colores (chaquiras) y cera de abeja para crear intrincados cuadros y esculturas que reflejan sus visiones de la naturaleza y los dioses. Cada pieza es un testimonio de su conexión con el cosmos y el mundo natural que les rodea. La estructura de los símbolos que aplican a sus diseños y su significado, pertenecen a un código ancestral.
Los “nierika”, cuadros de chaquira que retratan visiones de peyote, son ejemplos asombrosos de esta expresión artística única. Cada cuenta en estos cuadros representa una parte de la visión espiritual experimentada, “nierika”, que significa “don de ver”, que hace referencia a un “instrumento para ver” o que es alusivo a la “visión de los dioses ancestrales”. Para los wixaritari, el nierika se obtiene por medio de un ritual que tiene por finalidad conocer el “estado oculto” o “auténtico” de las cosas. Los huicholes también crean intrincadas esculturas de cera que representan animales, plantas y dioses en un estilo abstracto y colorido.
El futuro del arte Huichol
A pesar de los desafíos moderno, como la presión sobre sus tierras ancestrales y la influencia occidental, los Huicholes han mantenido sus tradiciones culturales. Organizaciones como el Centro Indígena Huichol y artistas huicholes contemporáneos como Santos de la Cruz, aquí una muestra de su obra:
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César Menchaca
o Santos Motoapohua de la Torre que es un artista huichol reconocido mundialmente. Su mural “Pensamiento y alma Huichol” de 2,40 x 3 metros está expuesto en el Palais Royal Musée du Louvre de París. Aunque, sinceramente, la historia que acompaña esta exposición no es demasiada afortunada y el trato que recibió el artista por parte de autoridades e instituciones fue escandalosa, ya que al artista no sólo nuca se le pagó el monto acordado por su obra que prometió el gobierno mexicano del presidente Cedillo, quien regalo su obra a la Unesco, sino que nunca fue invitado a la presentación de su obra y fue ignorado por todos.
Estos artistas están trabajando incansablemente para preservar su herencia y llevar su arte y sabiduría al mundo. A pesar de ser, muchas veces considerados como meros artesanos, los artistas huicholes y sus obras, son dignos de estar en los museos y galerías más importantes del mundo, y deberían estar presentes cuando se habla de corrientes artísticas relevantes, tanto tradiciones como contemporáneas.
La cultura huichol es un tesoro de México que combina de manera única lo espiritual y lo artístico. A través de su profunda conexión con la naturaleza y el arte de cuentas de colores vivos, los Huicholes mantienen vínculos con sus raíces y la tierra que habitan. Su legado perdura, recordándonos la riqueza de la diversidad cultural y la necesidad de preservar las tradiciones que enriquecen nuestra humanidad.