Las convicciones inamovibles, los puntos de vista exclusivos, el triunfo de los mejores, la codicia, la cosificación del otro, los beneficios comerciales, el ansia de poder… ingredientes entre muchos otros para que el monstruo de la Guerra, junto con sus horribles consecuencias, tome su espantosa forma. El ser humano sea cual sea su edad y condición y sin excepción, está profundamente marcado por esta lacra si tiene la desgracia de vivirla en propias carnes.
Por desgracia, es la infancia y la juventud las víctimas dañadas en la etapa en la que la vida debe ser un tiempo de descubrimiento y experimentación en el sentido más amplio y profundo. Para los niños que viven en medio de un conflicto bélico, se convierte en una experiencia de tremenda pesadilla en que descubren la cara más cruel y descarnada del Mundo que, como Saturno, devora a sus criaturas. Si la saña de la guerra se ceba específicamente en ellos, entonces el hecho es insoportablemente sangrante. Más sangrante es cuando el conflicto queda dirimido y se firman cartas de capitulación, de armisticio o tratados de Paz y todo rastro de sufrimiento, abuso, trauma o asesinato se va lentamente olvidando en aras de la continuidad de la vida. ¡Pues que no se olvide! Incluso, ¡que no se perdone! “Quién olvida su historia esta condenado a repetirla”: esta frase del filósofo español Jorge Ruiz de Santayana da la bienvenida a los visitantes del campo de concentración Auschwitz.
Czeslawa Kwoka era el nombre de la niña polaca de 14 años que aparece en las fotografías hechas para la ficha de ingreso del campo de concentración Auschwitz por el infame Wilheim Brasse y fue cruelmente asesinada en ese campo, el 12 de marzo de 1943 con una inyección de fenol en el corazón. No era judía, era católica.
"Los hijos de Saturno" (A los niños de la guerra) Os devoró el Mundo. La descomunal ola de la fiebre de la razón desalmada os tragó sin piedad. Una gigantesca marea de secas rocas cayó sobre vosotros. Fuegos en vuestros paisajes azules. Máquinas atronando sobre el fango en vuestros caminos. Mientras el futuro huía hacia otros cielos, Saturno ladraba: ¡orden, reglas.! ¡Más orden, más reglas! ¡Razón, razón! Esa fue la razón por la que vuestras almas fueran pisoteadas para querer convertirlas en cosa. Las cosas que se clasifican y enumeran. Las cosas que no tienen alma. ¿Quién quiere una razón sin alma? ¿Desalmada que pretende arrasar con todo lo que huela a Vida? Triunfo de la razón desalmada. Triunfo de vuestra Muerte. Muerte a la Vida, Vida para la Razón. Vida a la Vida... Hijos olvidados de Saturno. Devorados por el Mundo. Almas perdidas.
Ficha técnica |
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Título: «Los hijos olvidados de Saturno» (Serie Variaciones) |
Técnica: Acrílico sobre papel |
Tamaño: Mancha: 40 x 57 cm. Papel: 50 x 70 cm. |
Fecha de realización: Septiembre del 2022 |