Así como las serie Variaciones y las obras de «Buscando lo invisible» se ocupan de hallar soluciones visuales a las percepciones más abstractas del pensamiento, la serie de retratos hechos con la técnica del pincel seco, permite representar de manera objetiva la realidad tangible de las cosas y personas. Mi gran pasión por el dibujo y la admiración incondicional por los maestros de la antigüedad motivó que me interesara en esta extraordinaria técnica, por sus mínimos recursos (una cantidad de óleo del tamaño de un chícharo es suficiente para realizar una obra grande) y la maravillosa oportunidad de trabajar el óleo sobre papel, sin que se extienda el aceite sobre el papel, incluso con la opción de borrarlo, literalmente, como si fuera carboncillo. Los resultados se asemejan a la serigrafía cuando se aplica correctamente. He tenido la oportunidad de impartir algunos cursos de esta asombrosa técnica, en que todos los asistentes, sin excepción, se han sorprendido de su versatilidad. Aquí unos ejemplos:
En esta obra, que está hecha sobre tabla, utilicé la técnica del pincel seco a manera de «grisalla» y el color se aplicó mediante veladuras.
